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ADAPTAR LA COBRANZA EN ÉPOCAS DE RECESIÓN



Estanflación y cobranza

 

 

No sé si te ha pasado, pero el otro día fui a comer una hamburguesa que me encanta y consumo esporádicamente en una renombrada cadena de restaurantes y casi me voy hacia atrás cuando vi el precio: ¡35.000 pesos! Casi $10.000 más de lo que valía hace unos meses e inmediatamente pensé: “entonces así se siente una inflación acumulada del 9,7%”.

Qué McDonald´s cueste lo mismo que una hamburguesa premium, de esas que tienen el “valor agregado” que tanto les gusta a los marketeros, es un reflejo de los malos datos inflacionarios que están agobiando a nuestro país. Las cifras más recientes nos dicen que la inflación, que está rozando el 10%, muta en un 5,4% de inflación subyacente, aquella que excluye el precio de la energía y los alimentos no procesados, unos números muy por encima de las estimaciones del DANE y de la OCDE.

 

En realidad no solo Colombia, los estímulos económicos por parte de los gobiernos fueron una constante durante la pandemia y las consecuencias están impactando con tenacidad en todo el mundo, principalmente en importantes socios comerciales de nuestro país como EEUU y la UE, donde la inflación está en máximos históricos de 8,6% y 9,6% respectivamente, lo que tiene a todos los economistas del twitter prendidos del techo porque la llegada de una recesión en el mediano plazo es prácticamente inevitable.

Los precios por las nubes responden, básicamente, al encarecimiento de las materias primas que nos ocasionó el arrebato de Vladimir en Ucrania y al derrumbe de la inversión en el sector petrolero, lo que tiene la producción de los países de la OPEP muy limitada en contraste con la demanda de oro negro actual, que ya recuperó sus niveles pre pandémicos. ¿Y sabes qué ocurre cuando un bien tan básico como el petróleo sube de precio? Fácil, que todo lo que usa petróleo en su cadena de producción y suministro, como los alimentos, los textiles, la industria y el transporte también suben de precio y como los costos también se disparan, las empresas tienen más problemas para vender y no les queda otra que recortar personal, es lo que se conoce como shock de oferta y fue una de las razones que desató la estanflación en Estados Unidos.

 

Pero es válido que hasta aquí pienses, “bueno pero y ¿todo esto cómo me afecta a mí?” La respuesta es: porque para combatir la inflación uno de los pocos recursos que tienen los estados, es subir los tipos de interés por medio de sus bancos centrales. BanRep lo tiene disparado por encima del 5%, la FED (USA) podría subirlo hasta el 1,75% con previsiones de duplicarlo (ojo al dato que no es menor: duplicarlo) en el mediano plazo y el BCE (UE) los incrementó por primera vez en 11 años hasta el 0,50%. 

La situación no es fácil porque la pandemia dejó al mundo cifrado en una crisis de deuda bárbara, las economías occidentales deben el (siéntate, porque te vas a caer) 425% del PIB y esto se traduce como familias con hipotecas que tienen que pagar, empresas con créditos que tienen que pagar y, por supuesto, gobiernos con inmensas deudas públicas que, ¡adivina qué! tenemos que pagar. Si los tipos de interés siguen subiendo, todas esas deudas se encarecerán más y cada vez será más difícil que la gente pague más y más al final de cada mes, lo que en un contexto de recesión significaría un agresivo ciclo de impagos que dispararían un torpedo directo a la estabilidad del sistema financiero, tal y como ocurrió en 2008. 

 

De forma que piénsatelo dos veces antes de ser muy laxo con tus políticas de crédito, no solo por el riesgo de impago, sino porque ahora más que nunca es importantísimo que mantengas pulcras tus relaciones comerciales, por supuesto que debes cobrar, pero emplear plataformas de automatización de envío para notificaciones (como Mamba) es una excelente idea para este propósito.

Es importante que tengas muy claro los tipos de clientes que componen tu portafolio e identificar si son tecnológicas o startups porque los tipos de interés altos descuentan con mayor tenacidad los ingresos futuros, un factor clave para la financiación de empresas que estiman tener beneficios en el mediano y largo plazo y a menor capitalización, menos caja tendrán para pagarle a sus stakeholders, por lo que la cobranza preventiva se convertirá en tu mejor aliada para generar hábitos de pago en tus clientes.

En este contexto contar con el apoyo de una herramienta digital es muy importante, recuerda que el 30% de los colombianos dicen sentirse incómodos con llamadas de cobro y el complejo contexto que resumimos antes puede agravar esa sensación, así que será de mucha ayuda cuidar las formas con mensajes automatizados y aferrarte a las métricas para definir tu estrategia de recuperación, algo en lo que Mamba te puede ayudar sin ningún problema. 

 

Santiago Román García, Periodista. Gestor de contenido financiero


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